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La Autopista de las Serranías Puntanas se convierte en la “ruta de la muerte”

Esta semana fallecieron cuatro personas. La improvisación y el creciente deterioro. El estado en algunos tramos es desastroso y es una pesadilla viajar.

La carretera es la más transitada de la provincia y, a raíz de una tragedia que dejó tres muertos, volvió a plantearse el estado y la seguridad. Ayer falleció un chofer.

La ex ruta Nº 7 es un constante escenario de accidentes. Vuelcos y choques, que llegan a tener hasta consecuencias fatales, son moneda corriente.

El martes los sanluiseños se despertaron con un trágico accidente. A las 5:30 a la altura del kilómetro 764 dos hermanas y el acompañante de un colectivo perdieron la vida luego de protagonizar un impactante choque en el que intervinieron un camión, un colectivo de larga distancia, un auto y una camioneta.

Pero a la par de que se iban conociendo los datos del siniestro volvieron a surgir preguntas, sobre todo acerca de las condiciones de la ruta.

Un equipo de El Chorrillero recorrió el jueves por la mañana el tramo. En las horas posteriores al trágico siniestro en las redes sociales decenas de usuarios volvieron a reflejar sus impresiones.

La información que brindó la Policía fue que el conductor del camión, que circulaba de oeste a este, perdió el control y se cruzó de carril. Según el hombre “tomó un pozo”.

El colectivo de la empresa 20 de Junio venía del lado contrario y para evitar el impacto hizo una maniobra para desplazarse hacia la otra vía y atenuar las consecuencias. Se llevó por delante un Renault Clío que a su vez fue chocado por una Toyota Hilux. En el auto viajaban las hermanas Keila y Mikal Carrizo, de 18 y 19 años, de Buena Esperanza que fallecieron. El conductor fue hospitalizado.

Este sábado en el kilómetro 733 murió un chofer en un choque entre dos camiones.

Este medio completó un trayecto de 30,7 kilómetros por la vía de hormigón desde el empalme con la Avenida José Santos Ortiz, a las afueras de la ciudad de San Luis, hasta el peaje de La Cumbre.

A lo largo del recorrido se pudieron ver las irregularidades. En total se llegó a contabilizar 215 desperfectos: grietas, desniveles en los paños, pozos y arreglos con brea que hacen saltar a los vehículos, entre otros.

Hora a hora transitan cientos de personas en autos, camionetas, motos, utilitarios, camiones con o sin acoplados y micros de larga y media distancia. La autopista de las Serranías Puntanas es un tramo del estratégico “Corredor Bioceánico” que atraviesa toda la Argentina.

La forestación del cantero central acompaña todo el viaje. Pequeñas plantas, arbustos de más de dos metros de alto, malezas y hasta manzanos impiden la visión entre ambos carriles.

Por la presencia de estos ejemplares, los carteles de señalización, debido a la falta de poda correctiva, quedan escondidos.

La falta de defensas metálicas, muros o guardarrail es otro de los problemas ya que, salvo en puntos donde cruza un canal de riego rural, no hay ninguna.

Una larga lista de falencias hacen un tránsito peligroso que exponen a los conductores a riesgos que se evitarían con el mantenimiento.

El Gobierno improvisa con parches que muestran la ausencia de un plan de conservación.

Vestigio del accidente que le costó la vida a tres personas.

En general el estado de los 212 kilómetros de autopista no es el óptimo. Uno de los problemas estructurales después de 17 años de habilitación son los accesos a las ciudades que en la práctica son trampas. La señalización, demarcación e iluminación configuran otros frentes que no fueron abordados a fondo.

La carretera se encuentra bajo la órbita del Gobierno provincial desde 2003, año en el que fue inaugurada.

¿Qué significa esto? Que está en su jurisdicción la explotación, es decir el cobro de los aranceles del peaje y el mantenimiento, entre otras responsabilidades.

En una entrevista en octubre del 2020, el gobernador Alberto Rodríguez Saá afirmó que por la autopista circulan “cien mil camiones por mes”.

El Gobierno cuenta con tres estaciones de peajes emplazadas en Justo Daract, La Cumbre y Desaguadero cuya administración ejerce el Ente Control de Rutas, que recauda y maneja millones de fondos públicos.

El ente es una repartición que está bajo la órbita del ministro de Obras Públicas e Infraestructura, Alberto Rodríguez Saá. Al ser un organismo descentralizado no está sometido al circuito burocrático convencional por lo cual puede moverse con flexibilidad. En los hechos esto se traduce en libertad para actuar en la determinación de las obras, contrataciones y el gasto.

En diciembre el Gobierno anunció que destinó $58 millones al reemplazo de luminarias en un tramo de 48 kilómetros en la zona de Villa Mercedes. En la presentación del recambio estuvo el ministro Rodríguez Saá, el vicegobernador Eduardo Mones Ruiz y los intendentes de Villa Mercedes, Maximiliano Frontera y de Justo Daract, Alfredo Domínguez. Unos días antes la comunicación oficial había mostrado al intendente Serio Tamayo presenciando el cambio de luces en un tramo de la avenida José Santos Ortiz. El presupuesto para 12,5 kilómetros fue de $20.751.468. Los trabajos insumirán 180 y 120 días, respectivamente.

Ministro Alberto Rodríguez Saá e intendente Sergio Tamayo. (Foto ANSL)

La última obra de mantenimiento de la autopista fue realizada por el anterior Gobierno nacional. Se hizo la repavimentación de la vía de asfalto.

La correcta conservación extiende la vida útil de la ruta.

Transitar por una ruta en malas condiciones genera un sobreesfuerzo en los conductores.

Qué dice un experto

Un perito en tránsito que lleva más de 20 años trabajando e investigando en la materia, avalado por la Superintendencia de Seguros de la Nación, fue consultado por este medio.

José Quevedo puntualizó debilidades y aseguró que “hay desidia” y “problemas estructurales”.

La falta de un muro entre los carriles es uno de los mayores inconvenientes: “Hay que invertir en infraestructura, en San Luis las autopistas no tienen murallas de contención y deberían tenerlas. Si se tomaran medidas, por lo menos, se atenuarían los accidentes”.

Sobre este tema, la Ley provincial de Tránsito y Seguridad Vial N° X-0630-08 da cuenta que una autopista debe contar “con calzadas separadas físicamente”. Para Quevedo no se cumple con la normativa ya que “no hay nada en el medio”.

“En ninguna autopista de la provincia hay algo físico que separe los carriles, solo hay plantas. Deberían ser consideradas autovías y no autopistas”, manifestó.

A la hora de comparar, trajo a colación a Mendoza. Afirmó que “hay mucha diferencia” y que existe un banco de ripio que no permite que los vehículos crucen hacia el otro lado.

“Lo ideal es poner un bloque de concreto estilo New Jersey con un terraplén de tierra y ripio en el medio. Esto amortigua y evita la colisión frontal”, aseveró.

Cuando se le consultó acerca de la forestación que divide las manos, indicó que “dificulta el campo visual” y que los riesgos aumentan mientras que el arbolado crece.

“Es una pena hacer tantas autopistas, tanta inversión y no hacerlas bien. Nos vamos a terminar matando al transitar en ellas. Se hacen obras faraónicas para cobrar una multa”, dijo y agregó: “no se trabaja interdisciplinariamente para prevenir”.

Autopista de las Serranías Puntanas. (Foto Marcos Verdullo)

Autopista de las Serranías Puntanas.

Autopista de las Serranías Puntanas.

Autopista de las Serranías Puntanas.

Autopista de las Serranías Puntanas.

Informe: Julián Pampillón

Video: Víctor Albornoz – Edición: Gonzalo López – Foto: Marcos Verdullo

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EN PORTADA EL CHORRILLERO

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